¿Qué suelo laminado elegir? Consejos e ideas
Si estás considerando un suelo laminado para tu hogar, seguramente estarás buscando la mayor cantidad de información posible para no cometer errores en tu elección. En esta guía, para echarte una mano, veremos todo lo que necesitas saber sobre este tipo de suelo de madera y consejos útiles para elegirlos de la forma más consciente posible.
Suelo laminado: ¿qué es exactamente?
El suelo laminado es bastante particular que está compuesto en un 90% por madera, y aunque a menudo se le llama “parquet”, no es un suelo de madera realmente, sino una solución excelente (más económica) que se le parece mucho.
El suelo laminado, en pocas palabras, consiste en un conjunto de paneles de fibra de madera unidos por unas resinas, encolados a una capa adhesiva muy fina que imita la madera real. La lámina decorativa, realizada en alta definición óptica, reproduce la madera con tanta fidelidad que no se aprecia la diferencia.
Ahora veamos con más detalle todas las partes que componen un panel laminado:
- La película protectora, que en cambio sirve para proteger el panel de golpes y arañazos.
- La hoja decorativa, que es el adhesivo que reproduce a la perfección la madera real.
- El panel intermedio, formado por fibras y resinas.
- La base, que puede ser sintética o de madera, constituye la mayor parte del peso total y determina la calidad del laminado y características como la resistencia.
En promedio, un suelo laminado puede durar más de 20 años sin necesidad de ningún trabajo de restauración o mantenimiento. Un periodo mucho mayor que el concedido al parquet real, que después de unos 10 o máximo 15 años deberá ser restaurado.
Elementos a evaluar para elegir el mejor laminado
Ahora que sabemos en qué consiste un suelo laminado, podemos pasar a describir todos los factores que pueden hacer que un laminado sea mejor que otro. De esta forma, cuando nos enfrentemos a la elección a tomar, sabremos en qué centrar nuestra atención.
Espesor del suelo laminado
Una de las primeras cosas a tener en cuenta es el espesor, que suele ser variable y puede oscilar entre 6 y 12 milímetros. En el momento de la compra debemos recordar que será el espesor el que determine la resistencia de nuestro suelo, cuanto más aumenta el grosor significa que es más resistente.
Otro elemento a evaluar siempre en relación al espesor es el uso al que está destinado el suelo. Si lo vamos a instalar en una tienda, por ejemplo, tenemos que optar por el espesor máximo porque el tráfico diario es mayor que el de una vivienda. Si, por el contrario, el suelo laminado es de uso doméstico, podemos mantener un espesor menor, como por ejemplo 8 milímetros.
Resistencia a la abrasión, al impacto y al agua
Los suelos laminados son diferentes según su destino. Un laminado para gimnasio no es el mismo suelo laminado que podemos encontrar en la cocina de un hogar. En base a esta diferencia, en lo que a abrasión se refiere, se han creado clasificaciones.
Solo tenemos que buscar la categoría que mejor se adapte a nuestras necesidades y elegir el tipo de laminado que más nos convenga.
En cuanto a la resistencia al impacto, sin embargo, nos referimos a la capacidad del suelo de no dañarse como consecuencia de la caída de objetos o de resistir los temidos zapatos con tacones.
Hay tres tipos de laminados con diferentes resistencias:
AC1 con resistencia moderada
AC2 con resistencia media
AC3 con alta resistencia
Siempre en función del uso al que esté destinado el suelo, decidiremos cuánta resistencia necesitamos. Si tenemos que usarlo en casa y tenemos niños pequeños y mascotas tenemos que ir de media a alta, lo mismo ocurre con los espacios comerciales o de oficina.
La resistencia al agua es otro elemento muy importante a evaluar, especialmente si el laminado se va a utilizar en un ambiente húmedo. Algunos son más resistentes que otros incluso cuando todos los suelos laminados están sujetos a “hincharse” en contacto con el agua (especialmente si está estancada).
Cuando decidamos proceder con nuestra compra debemos recordar preguntarnos por su grado de resistencia. Alternativamente, para fortalecerlo aún más, podemos aplicar un sellador de juntas para hacerlo más impermeable, que bloquea la filtración de agua entre las lamas. Evita levantamientos de juntas y permite la instalación de suelos laminados en salas húmedas (cocinas y baños) prolongando la vida del pavimento.
La clase de uso
Similar a la clase de abrasión y vinculada a ella, sirve para decretar el uso que se haga del suelo laminado.
La clase de uso 21 está destinada a zonas con poco tráfico (por tanto, con poco riesgo de abrasión).
La clase 22, por otro lado, es para áreas con tráfico medio, mientras que la clase 23 es para áreas con mucho tráfico (como la cocina).
Por el lado comercial, en cambio, tenemos la clasificación 31 que corresponde a las zonas con poco tráfico, 32 para las de tráfico medio y 33 para las sujetas a mucho tráfico (como, por ejemplo, grandes comercios).
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